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La farmacia comunitaria (lo vemos todos los días, cada uno en nuestra farmacia) parte de una situación ideal para ejercer un rol clave en salud comunitaria:
- Somos una referencia sanitaria en nuestra comunidad.
- Somos muy accesibles, una puerta abierta, sin citas ni barreras.
- Somos longitudinales (es decir, siempre los mismos, generando por tanto lazos de confianza con nuestros usuarios).
En consecuencia, debemos ser conscientes del enorme potencial que tiene nuestra farmacia para ejercer como “catalizadores” en procesos de salud comunitaria. Y potenciar este rol.
Propuesta de acción – ¿Cómo potenciamos el rol comunitario de nuestra farmacia?
Lo mejor de la propuesta que sigue es que no se trata de algo nuevo ni complejo. De alguna manera, siempre hemos ejercido ese rol de “puerta de entrada” a la salud:
- Accesibilidad y confianza: Las personas nos preguntan con confianza, surgen temas y analizamos sus necesidades.
- Ayuda y cuidados: Resolvemos sus necesidades desde nuestros conocimientos y competencias.
- Parte de la Red: Cuando consideramos que algún otro profesional puede atenderles mejor, derivamos.
El punto de partida es idóneo. Si además queremos activar el camino de ser un verdadero referente en salud comunitaria, simplemente tenemos que dar un paso más: sistematizar el proceso y ampliar el catálogo de recursos socio-sanitarios con los que tenemos relación en nuestra comunidad. De esta manera, ampliamos la mirada y empezaremos a actuar como “catalizadores” en procesos de salud comunitaria, poniendo al paciente en contacto con el recurso que mejor pueda ayudarle, derivando a más recursos, desde una concepción integral y biopsicosocial de la salud.
El primer paso consiste, por tanto, en mirar a nuestro alrededor. En mi farmacia lo hemos hecho de la siguiente manera:
Localización de recursos socio-sanitarios.
Analizar nuestro entorno (asociaciones de pacientes -cáncer, alzheimer, salud mental, enfermedad renal, artritis reumatoide, etc.; asociaciones que trabajan la reinserción social, las dependencias…), cualquier tipo de recurso socio-sanitario que actúe y trabaje en nuestra comunidad.
Establecer contacto.
Una vez localizados, vamos contactando con las distintas asociaciones, les llamamos y quedamos para conocernos. Sin prisa, sin pausa. Es un proceso para ir sumando, para ir integrando. En todos los casos nos hemos encontrado con una predisposición estupenda para colaborar. Perciben la farmacia como un lugar con un gran potencial para divulgar su labor. La sinergia está servida.
Énfasis en los objetivos comunes.
Salimos de la reunión conociéndonos mejor, entendiendo que existen objetivos comunes, intercambiando nuestros contactos.
Cauces y formatos de derivación.
Establecer cómo prefiere cada asociación que le derivemos a las personas: por quién tiene que preguntar, cuál es su formación (si se trata de un trabajador social, una psicóloga…), si prefieren que les contactemos nosotros, si tienen algún formato para ello, etc.
Material de divulgación.
Casi todas las asociaciones editan folletos o posters, que podremos exhibir en una zona específica de la farmacia.
En la web de la farmacia.
Nosotros les hacemos también una breve entrevista, centrada en sus objetivos y fines, y las vamos colgando en la web de la farmacia (ver aquí un ejemplo). De esta manera dejamos claro nuestro compromiso con la divulgación de su labor. Los colgamos en esta página web.
Finalmente, compartimos periódicamente la información sobre nuevos recursos entre todo el equipo, para que la identificación de necesidades socio-sanitarias en los pacientes sea una labor de equipo, un servicio consistente que prestamos desde la farmacia.
¿Qué te ha llamado la atención de la “fórmula” de hoy? ¿Te gustaría tratar algún tema en concreto? ¿Otras sugerencias? Dame feedback dejando un comentario. También puedes agendar una cita aquí y hablamos durante 15-20 minutos sobre algún tema que te preocupe especialmente. ¡Será un placer y aprenderemos los dos!
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